Un proyecto de vida es básicamente lo que querés hacer: tus sueños, tus ideas y tus metas. Todas las personas pueden tenerlo.
Algunas veces no le prestamos suficiente atención a esto, pero es importante hacerlo. Pensar en lo que querés es el primer paso para alcanzarlo.
Darle vuelta a estas cosas te ayuda a saber lo que debés hacer para convertirlas en una realidad.
Puede ser que ya tengás algunas ideas. Y si aún no, keep calm. Este es el mejor momento para preparar tu proyecto de vida:
- Pensá primero en tu personalidad: cuáles son las características que mejor te describen y qué te gusta hacer.
- Conocé tus fortalezas y tus debilidades: todos tenemos de ambas. Conocerlas te da la oportunidad de impulsar tu lado fuerte y reforzar tus puntos débiles.
- ¿Qué estás haciendo ahora?: cuáles son tus actividades y tus proyectos actuales. Hacete también esta pregunta: ¿te acercan o te alejan de tus sueños?
- Definí tus metas y sueños: qué querés lograr, a dónde esperás llegar, qué tipo de trabajo querés y cómo te imaginás tu vida. Todas esas cosas pueden ser metas.
- Convertí tus metas en propósitos. Que sean objetivos que querás cumplir con todas tus fuerzas.
- Hacé tus planes. Aquí es donde se pone más interesante. ¿Qué debés hacer para alcanzar todo lo anterior? Pensá en cada paso que sea necesario.
- ¡Sin miedo! Seguí tu plan y ponete a conseguir tus sueños.
Una forma de hacerlo es escribir tu proyecto de vida. Así podés tenerlo a mano y echarle un ojo siempre que querás.
Es muy importante que hagás el esfuerzo de cumplir tu plan. También puede pasar que, en algún momento, necesités hacer un cambio que te facilite lograr tus objetivos o alcanzar metas nuevas. Dale, ¡sí se puede!
Tenés lo necesario para que tu proyecto de vida sea una realidad. Pero la oportunidad de que lo logrés aumenta si te graduás del cole y le ponés ganas. Al chile, es mucho más fácil así.
¡Mandate con todo!
Es hora de conseguir lo que querés.
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